Una reforma agraria implica repartición de la riqueza en todo tipo de sociedad y se expresa en un cambio jurídico – político y administrativo al cual la tierra pasa ser trabajada con nuevas relaciones de producción, circulación, distribución y consumo de bienes y servicios.
Pero no toda reforma agraria implica un paso adelante en el progreso y desarrollo social, pues dicho cambio en la propiedad puede tener una orientación burgués con el objetivo de mantener y aumentar la apropiación del excedente productivo y asegurar la reproducción del capitalismo y por lo tanto la explotación de clases sociales, que antes se denominaba modelo concentrador de la riqueza; pero también, puede haber una reforma agraria de índole socialista, cuyo objetivo debería ser un nuevo tipo de relaciones de sociedad, la misma que debería tomar la experiencia histórica del tiempo anterior y plantearse una tendencia acorde con los criterios del socialismo del siglo XXI. Seguir leyendo
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