La OMS dispuso a todos sus países asociados el confinamineto en casa de todos los pobladores siguiendo el ejemplo del gobierno chino a fin de evitar el contagio de esa gripe mortal, siendo acatado de manera diversa por algunos países entrando la humanidad en problemas nuevos ante los miles de enfermos y muertos al colapsar los sistemas de salud de todas las naciones.
La prensa internacional y de nuestros países informa sobre muchas denuncias de delitos cometidos en la compra y venta de equipos médicos y de medicina en cantidades elevadas en las instituciones encargadas de brindar atención sanitaria.
Este fenómeno delincuencial no es nuevo en nuestros países a tal punto que fue identificado y tratado de diversas maneras desde la década de los 70 del siglo pasado, con lo cual que se hicieron famosas las expresiones “la mordida» o «la mascada”, “pisar el poncho” o “el empalme” pero ante el escándalo periodístico y la atención de académicos pasó a otros temas. Décadas más tarde ante escándalos mayores donde la atención pública y académica a nivel de gobiernos y gobernantes fueron y son acusados de peculados y atracos denominándose “corrupción”, pero hoy ante la emergencia sanitaria las compras deben hacerse con urgencia aparecen estos nuevos tipos de delitos en asuntos de la salud de la población, incluso en los EE UU se informó el sobre precio en la compra de respiradores por parte de empresas que subieron los precios de todos estos aparatos para la atención urgente de los enfermos e incluso sobre la calidad de muchos de estos implementos y medicinas.
Los fenómenos sociales expresados en datos fácticos deben ser estudiados para conceptualizarlos usando las teorías expuestas anteriormente y creando nuevas, si es posible, a fin de llegar a un mejor conocimiento de los mismos para aportar políticas de intervención mediante su clasificación y solucionarlos por ser problemas sociales, lo cual significa ir más allá de la doctrina jurídica y de códigos que deben ser revisados si corresponda o si son aceptados por el poder.
Por lo tanto, existe una gran diferencia entre los comportamientos de cobro indebido por prestar servicios personales ya remunerado por el estado gobierno o por el sistema empresarial privado donde se obliga a dar una coima, o luego los grandes atracos ocurridos en altas esferas gubernamentales los ministerios o presidencias de la repúblicas y en la cual intervienen empresas privadas nacionales o extranjeras y los hechos delincuenciales actuales denunciados en los medios de comunicación en época actual de pandemia por el COVID-19 que son necesarios estudiarlos.
Así, ante el peligro de muerte de la población mundial generalizada por este virus mortal, la relativa «institucionalidad» social y gubernamental expresada en la economía y establecida dentro de la competencia mundial de grandes potencias, de bloque regionales en formación o dentro de los países se entró de manera abrupta a una quiebra total llegando a una «desinstitucionalidad» total donde las «normas jurídicas» se vieron alteradas por el impacto de esa nueva realidad, ante cuya emergencia parte de la burocracia al observar una «ilegítima oportunidad» por la ruptura del control social llegan a cometer «delitos comunes» como los denunciados, pero en relación o alianzas con personajes cercanos o directos al poder y por lo tanto se configura una simbiosis con la figura de «delitos de cuello blanco» dentro de situaciones de «anomia social» dentro de nuestros países capitalistas, donde el «logro» es para muchos individuos una meta existencial dentro de esta «sociedad de consumo», fenómeno nuevo de «conductas desviadas» que continúa.
Deja una respuesta