Los resultados de la segunda vuelta electoral confirmaron el triunfo de Jair Bolsonaro alcanzando el 55.1 %, mientras que Fernando Haddad llego al 44.9 %, lo que en números de votantes seria de 55 millones contra 45 millones, triunfando la derecha económica y política brasilera.
Quedó claro el apoyo del grupo evangélico denominado “Pare de Sufrir” a favor del candidato de la derecha, así como también unas “ideas Fuerza” globalizadora mediante los mensajes mediáticos en el sentido de vender la idea que todos los miembros del Partido de los Trabajadores son “corruptos” en muchos sectores medios y populares en relación al candidato Bolsonaro quien aparecía como libre de esas acusaciones, subjetividades bien canalizadas que perjudicaron al candidato Haddad, debido al bajo nivel de cultura política de estos sectores, que por lo que se puede denominar “Alcance Mental” no pudieron establecer las implicaciones del voto en esas elecciones.
Evaluando los resultados se puede colegir una presencia importante de apoyo político al Partido de los Trabajadores, pues a pesar del desprestigio por el escándalo de los juicios de Odebrech por acciones de corrupción nacional e internacional, la votación general lo posiciona como segunda fuerza electoral en Brasil obligándolo a dejar el “inmovilismo político” para procurar integrar nuevos miembros en sus bases como en su dirigencia y buscar alianzas con otras fuerzas políticas progresistas para contestar la línea represiva que pudiera tener el nuevo gobierno.
Para el grupo triunfador gobernar implica evitar la represión generalizada como era su discurso inicial, cambiando esta posición ultra derechista por la búsqueda de “cooptación” a sectores fácilmente asimilables al nuevo gobierno y por llevar adelante sus propuestas neoliberales desmantelando los bienes del estado a favor del gran capital internacional venido de Europa y la China principalmente y mucho menos de los EE UU de Norte América porque este país busca repatriar capitales y solo quiere recursos no renovables.
Los datos electorales publicados indican también que el Partido de los Trabajadores alcanzo el 5 % de puestos en el senado y el 10 % en diputados, lo cual es una derrota muy grande y por lo tanto su estado de debilidad le impediría hacer alianza con otras fuerzas políticas. Se entiende que el neo fascismo triunfador actuara con cautela en su política económica general para no caer en resultados negativos como los ha tenido Macri en Argentina.
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