A esta altura de los acontecimientos políticos ocurridos en nuestros días, se hace necesario hacer una comparación entre los regímenes llamados populistas en el siglo XX en muchos países de América Latina y los gobiernos denominados progresistas actuales, a fin de establecer similitudes y diferencias entre ellos para comprender mejor la historia nuestra.
Juan Domingo Perón en Argentina, Getulio Vargas en Brasil, Velasco Ibarra en Ecuador, Lázaro Cárdenas en México, Paz Estensoro en Bolivia, Rojas Pinilla en Colombia, Raul Haya de la Torre (no asumió la presidencia), Carlos Ibáñez en Chile fueron ejemplos de gobiernos populistas en el siglo pasado.
Lula ayer en Brasil y hoy Dilma Rousseff, los Kirchner en Argentina superados hoy por Mauricio Macri de la derecha política, Evo Morales en Bolivia, Hugo Chávez primero y hoy Nicolás Maduro en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua, Rafael Correa en Ecuador, Tabaré Vásquez en Uruguay, Salvador Sánchez Cerén en El Salvador, han generado gobiernos que se los pudiera denominar progresistas hasta ahora.
Los gobiernos populistas del siglo anterior fueron una expresión importante ante realidades diferentes de los gobiernos progresistas actuales.
El populismo a pesar de expresarse en países diferentes tuvo elementos estructurales y coyunturales especiales que han sido identificados por los estudiosos:
Como una respuesta de las masas ante una oligarquía política acaparadora del poder, como la presencia activa de nuevos grupos económico sociales en la búsqueda de la conquista presidencial, como un deterioro de la economía mundial que impulsó cambios nacionales, como una ruptura de la influencia de la metrópoli hacia América Latina ante sus problemas económicos sociales, políticos y de guerra.
El progresismo de nuestros días también se manifiesta influenciado por las realidades nacionales, pero tiene aspectos genéricos que los puede identificar:
Como una respuesta al empobrecimiento de la población por la aplicación del neo liberalismo inspirado en el Consenso de Washington y los consejos de Milton Friedman, lo cual dio como respuesta un “cambio político en los electores”, como una pérdida de la influencia de los gobiernos metropolitanos centrales ante nuestras sociedades por la crisis mundial de la economía, por la implementación bélica de la OTAN contra las ex colonias africanas y Árabes en su afán neocolonialista, por un rechazo político a la carga pesada de la deuda externa sobre nuestras economías.
Así, mientras los gobiernos populistas del siglo XX se manejaron dentro de una ideología liberal en la búsqueda de un desarrollo independiente, hoy los gobiernos progresistas basan su accionar en una propuesta socialista del siglo XXI con un intento integracionista de sus economías y una apertura a otros países emergentes de mayor desarrollo económico, buscando salirse de la influencia de los países desarrollados centrales.
Todos los gobiernos populistas del siglo XX y del progresismo del siglo XXI no tocaron el sistema de propiedad generador de un modelo de economía “concentrador de la riqueza” y los primeros al no poder conseguir “viabilidad, sustentabilidad y sostenibilidad” cayeron al momento de la influencia externa del norte y los actuales gobiernos progresistas se encuentran buscando institucionalizar los logros materiales y sociales alcanzados para no ser reemplazados por la derecha política apoyada por la metrópoli del norte.
Como reconocer si la administración populista del siglo XXI, es progresista o desarrollista?.
CONCEPTO DESARROLLISMO: Políticas económicas aplicadas en varios países de América latina por gobiernos de diversos signos políticos que procuraron enfrentar los problemas del atraso, el estancamiento y la insuficiencia de las economías de la región, a través de la industrialización tendiente a lograr la auto sustentación económica.
Ante la ausencia de un plan de asistencia económica y frente a la necesidad de inversiones, para resolver los problemas de desarrollo se recurrió a capitales privados extranjeros.
Juscelino Kubitschek en Brasil y Arturo Frondizi en la Argentina atrajeron con éxito inversiones externas privadas en un nivel no alcanzado hasta entonces. Se radicaron industrias automotrices, eléctricas, químicas y de bienes de capital, en el caso del Brasil; y también de explotación petrolera en la Argentina.
El resultado de la aplicación de estas políticas económicas fue el establecimiento del capital privado extranjero en la estructura productiva interna y un endeudamiento creciente.
En 1961, por el temor de que el ejemplo de la revolución cubana se extendiera al resto de América latina, Estados Unidos propuso la Alianza para el Progreso: una década de desarrollo económico planificado y de reforma social en la región, para lo cual ese país colaboraría con veinte mil millones de dólares en ese período, destinados a créditos de largo plazo y baja amortización.
El plan fracasó debido a la escasa fluidez de los empréstitos, a la inestabilidad política de la región y al asesinato del presidente John Fitzgerald Kennedy, su férreo defensor.
La tendencia planteada por EE.UU. se afianzó en los años siguientes: la inversión privada norteamericana directa aumentó, y con ella, el endeudamiento externo latinoamericano. Los créditos públicos fueron usados en su mayoría para cubrir los servicios de la deuda con lo cual se acentuó el desequilibrio de la balanza comercial de los países latinoamericanos a favor de EE. UU.
http://historiaybiografias.com/conceptos_siglo11/
¿QUE ES SER PROGRESISTA??
la palabra ‘progresista’ viene del verbo latino progredior, que significa ‘avanzar’, ‘andar hacia delante’ y por extensión ‘progresar’ en un camino o plan trazado. lo contrario de un ‘progresista’ es un ‘retrógrado’, del verbo retrogredior, ‘andar hacia atrás’, ‘retroceder’.
Hay un punto de especial importancia en el camino de la historia, que es la declaración universal de derechos humanos. Diríase que hoy nadie la discute. Todos o casi todos los estados la subscriben, aunque quizá ninguno la respete por completo y muchos la ignoren sin más.
Es una gran conquista de la humanidad, cuyo núcleo central de los derechos humanos tiene dos partes.
• La primera, que todos los hombres nacen y son iguales en sus Derechos.
• La segunda, que tales Derechos están por encima de cualquier otra cosa. Esto se deduce del hecho de que nadie puede ser molestado o perjudicado por razón de su sexo, raza, religión, creencias políticas, etc.
Se concluye fácilmente que la religión u otras formas culturales son una cuestión de algunas personas, por muchas que sean; mientras los derechos fundamentales son cosa de todos los seres humanos, son universales.
Un progresista busca emancipar y liberar a los hombres de las tiranías más diversas, impuestas por quien sea, por la razón o la idea que sea. He aquí, pues, una parte de la respuesta a la pregunta del título:
• Progresista es aquel que busca esa emancipación y esa liberación y que cree que la Persona Humana, por el hecho de serlo, tiene unos Derechos Fundamentales que están por encima de cualquier otra norma, ley o costumbre, filosofía o religión.
se deduce, por sí mismo, y así se recoge en la declaración, que toda persona tiene derecho a una vida digna en cuanto a sus condiciones de vida, sus posibilidades de educación, una retribución justa por su trabajo y un largo etcétera.
la declaración fue firmada por los estados miembros de las naciones unidas en 1948. Entonces no había, al menos de forma consciente, una conciencia ecológica. Había una sabiduría tradicional que respetaba la tierra, porque la experiencia así se lo aconsejaba, pero eso era otra cosa, propia de campesinos y de pueblos que vivían más unidos a la naturaleza.
El progresista sabe que el camino no está terminado, que nuevas cosas vendrán, y lo que en algún momento nos pareció suficiente, no lo es.
El progreso debe ir acompañado de una verdadera reflexión, de una crítica que abarque todos los campos de la acción humana y que tenga como centro al hombre y a la mujer, y el objetivo constante de desalienación de todo dominio que cercene el libre ejercicio de la razón.
Serán progresistas aquellas fuerzas sociales, políticas y económicas que comprendan que el progreso es progreso inter-cultural. Serán progresistas aquellas fuerzas sociales, políticas y económicas que contribuyan a desarrollar una conciencia crítica y pluricultural en todo ser humano.
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