«Antipueblo» de Eloy Morán

27 Ago

Esta obra es de Eloy Morán Murillo, la publico como un homenaje al recordar los 21 años de su sentido deceso

INTRODUCCIÓN

«El fin no es la «humanidad» sino el superhombre» (Nietzsche).

«Necesitamos no el superhombre científico e Industrial sino el superhombre ético y lógico » (Velasco Ibarra).

«Todo pequeño burgués encarnizado no puede convertirse en Hitler, pero una parte de éste se encuentra en todo pequeño burgués encarnizado » (Trotsky).

Él sujeto de la historia es la gran masa trabajadora (1), pero no por eso la presencia del conductor o líder político en el escenario histórico social, con sus características, talento y cualidades debe subestimar la sociología, por lo tanto en este ensayo, que se desprende de la entrevista de Pablo Cuvi a José María Velasco Ibarra, se estudia la personalidad política del líder populista ecuatoriano, con el objetivo de ayudar al mejor conocimiento científico Social de la realidad del Ecuador.

Usando la técnica de la observación,Cuvi en el trabajo con Velasco pone de manifiesto la observación directa intensiva a base de interviews de personalidad y de documentales (2), con ésta técnica ha sacado indicadores psicológicos antes que sociológicos, pero eso no obsta para el desarrollo de un estudio sociológico con los elementos que arroja la entrevista con el refuerzo que adiciona el estudio de algunas de las producciones de Velasco y el estudio de ciertas interpretaciones científicas sociales que él recomienda, muestras que al ser estudiadas nos darán un acercamiento muy explícito al universo analizado (Personalidad de Velasco). Es lógico deducir que los interviews a líderes no expresan mayores verdades para la investigación (3), pues un líder viabiliza sus ideas de acuerdo a los intereses que él representa y a las situaciones políticas que vive el país, interpretadas por su óptica individual o partidista; y muchas menos verdades puede darnos el actor entrevistado si éste es un líder populista de estructura ideológica, fascista, como trataremos de demostrar, puesto que sus pensamientos están orientados al oportunismo que la instancia histórica le inspira con un sentido pragmático. En todo caso, la técnica empleada por el entrevistador no se hubiera realizado a cabalidad si Cuvi no gana la confianza del interrogado (4), si no hubiera planteado preguntas intensivas y si no demostraba poseer cultura social y política, cualidades reconocidas por Velasco y que gracias a ellas, su trabajo, aunque adoleciendo de conocimientos en teoría sociológica, ayudará a dilucidar con mucho éxito los cuarenta años de velasquismo y el papel del dirigente en este espacio histórico.

Antes de entrar a desarrollar el tema central estableceremos un marco explicativo del populismo y su variante velasquista.

¿QUE ES EL POPULISMO?

El populismo es un movimiento político de masas que en América Latina nace en el período de consolidación monopólica del capitalismo y se desarrolla y subsiste con la crisis del sistema; dentro de él se aglutinan: sectores burgueses nacionales, sectores medios y sectores dominados (obreros, campesinos y subproletarios). Las fracciones de la burguesía no oligárquica tradicional y los sectores medios pugnan por el control y la participación en el Estado oligárquico tradicional (1). En el populismo se establece una contradicción entre los capitales industriales nacionales y los obreros contra el capital imperialista vinculado estrechamente a las burguesías tradicionales; esta contradicción entre los capitales se acentúa en las épocas de crisis del sistema, como la del 29 – 32 y la del 44 donde los capitalistas nativos trataron de implantar una economía autónoma, tal como nos ilustra Brasil, Argentina y Chile. La integración clasista del populismo está dirigida por la pequeña burguesía; tiene su base social de apoyo en el obrero y el subproletariado y responde a las intereses y orientaciones de la burguesía. Los movimientos populistas «carecer, en general de una ideología coherente o claramente definible, más allá de su ferviente nacionalismo, cuya dinámica a menudo proviene de un violento sentimiento antimperialista (Antiestadounidense) antes que de una evaluación positiva o una comprensión profunda de las tradiciones y necesidades nacionales.

Algunas veces son neosocialistas, pero hacen hincapié preferentemente en la redistribución de la riqueza más que en el aumento de la capacidad productiva. La salvación sólo pueden provenir del Estado, que debe proteger a las industrias nacionales contra la competencia externa mediante los aranceles aduaneros, la nacionalización de ciertas compañías que están en manos extranjeras y poseen un valor estratégico y leyes restrictivas en cuanto a la remisión de beneficios al exterior. Sin embargo, el papel de empleador del Estado recibe mayor énfasis que su función de agente del desarrollo, actitud que refleja el anhelo de contar con un empleo seguro en la burocracia por parte de los sectores no empresariales de clase media. Su ideología general postula un «pueblo » unificado, donde las tensiones de clases se superan en la euforia de un nacionalismo a ultranza que canaliza su hostilidad contra los imperialistas de afuera y los Lacayos de adentro» (2). El populismo es también un movimiento manipulativo con la asistencia de variadas técnicas de psicología de masas que por lo general son orquestadas y conducidas por un líder carismático, que entre sus finalidades tiene la de aparentar ser el ente de unificación clasista dentro del cual se armonizan las contradicciones de clase, puesto que ilusoriamente el líder está sobre los antagonismos sociales: Haya de la Torre, Vargas, Perón y Velasco confirman la ejemplificación.

POPULISMO VELASQUÍSTA

En Ecuador nace el populismo velasquista en 1932, como engendro del capitalismo y de Bonifaz, y dentro de él, José María Velasco Ibarra. Su vivencia histórica se la explica como un movimiento de masas que aparece en la historia nacional por la pérdida del poder hegemónico en el Estado Nacional dependiente y oligárquico (1), de los sectores burgueses tradicionales representados por el partido Liberal y el partido Conservador, y por las continuadas crisis que se venían dando después de la primera guerra mundial y que culminó con la estruendosa del 29 al 32 de carácter universal. EL Velasquismo existe en una alianza de clases: descansa su dirección en la pequeña burguesía, responde a los intereses de los grupos dominantes (oligárquicos o no oligárquicos), todos ellos, estrechamente vinculados con el imperialismo y tiene su sector social de apoyo en el subproletariado ecuatoriano, cuya participación cívica se da con el afloramiento de los compactados (compactación obrera nacional) Bonifacistas, a quienes Velasco los representó en la Cámara de Diputados, para luego tomar el liderazgo del subproletariado hasta los actuales momentos, en que se lo disputa con Asaad Bucaram, líder populista también, del C.F.P. (Concentración de Fuerzas Populares). La caracterización general del populismo tiene sus variantes que se dan en diversas estructuras económicas-sociales y espacios históricos y geográficos; en América Latina en los países del cono Sur, populismo es igual a capitalistas nacionales con obreros, en contradicción con el imperialismo, que en épocas criticas del sistema como se ha notado, han pretendido establecer un capitalismo autónomo, que a la postre fue desnacionalizado. Con relación a los populismos del cono sur el caso ecuatoriano trae dos variantes distintivas: base de masas subproletarias y no obrera, integración global de burgueses oligárquicos y en ascenso al imperialismo. A todas estas características Velasquistas es importante sumar la conjugación del líder Velasco Ibarra en su rol carismático en relación subordinados y masas.

PERSONALIDAD FASCISTA

«El fascismo tiene ya en el mundo la universalidad de todas las doctrinas que realizándose representan un momento en la historia del espíritu humano» (Benito Mussolini).

En el populismo y en la variante velasquita, que por razones específicas de este trabajo muy generalizadamente hemos descrito, se encuentra siempre inmersa la figura del líder su fundador y conductor: José María Velasco Ibarra. La estructura ideológica de Velasco que es el Universo que pretendemos descubrir la tipificamos en calidad de hipótesis como fascista Para dar operatividad a la proposición creemos que debemos presupuestarla con las unidades constantes que Velasco, siempre trabaja El Bien y El Mal. Sociedad y división social del Trabajo, Pragmatismo y Rol Carismático, que son renglones inherentes al fascismo.

EL BIEN Y EL MAL.- Para Velasco la idea, el espíritu tiene predominio y se antepone y superpone a la materia, la materia para Velasco es algo degradante, purgatoria y temporal; el espíritu por el contrario es elevado, contemplativo y trascendente. Lo material, la historia material de los hombres, el socialismo es el mal y lo a histórico, el capital y lo espiritual es el bien; esta antinomia del bien y del mal, no es contradictoria, pues obedece a la unidad filosófica idealista de Velasco, que lo encontramos a lo largo de sus exposiciones verbales y de sus abstracciones mentales (1).

La filosofía oriental con su caracterizada impregnación religiosa, Hegel con su principio inicial de espíritu y de realización en espiral contradictoria y ascendente hacia una afirmación espiritual de infinidad Schopenhauer, él filósofo fundador del irracionalismo contemporáneo, aceptando el mundo como el peor de todos, dentro del cual el hombre, con la omnipotencia de la voluntad, que se da en la voluntad de vivir, se libera de este mundo: con el sufrimiento y con lo ético, que, para Schopenhauer es principalmente la caridad de estricto contenido religioso; liberación purificadora que no sólo se expresa en el sufrimiento y en lo ético, sino también con el ascetismo, en donde el hombre deja los placeres mundanos, especialmente el sexual, y por el cual abandona definitivamente la voluntad de vivir y a través de ese ascetismo se integra en lo absoluto, en lo infinito e inmutable: Dios.

Al idealismo hasta aquí Presentado hay que sumar el de Nietzsche, que considera al hombre como un tránsito finito entre el mono y el » superhombre», siendo el sujeto de la historia no el hombre sino el superhombre, un superhombre fuera del cual no hay instancias superiores, ni hay acceso, por ser dueño de una lógica interiorizada e individual que sólo él comprende y que solo él justifica. Superhombre que mira los hombres como materiales arcillosos y maleables, para hacer de ellos lo que dicta su voluntad, puesto que su voluntad es poder y orden y el hombre, cómo él sabe, jamás puede tener acceso a su igualdad. Superhombre que la naturaleza lo ha acuñado y, que en el orden jerarquizado que la sociedad inspira es el ser de máxima elevación llamado a legislar, a organizar el “caos» y a mandar, puesto que él y solo él, es principio y fin de la historia y de todos los valores (2).

Todos estos componentes filosóficos son los que nutren, y han nutrido la concepción, filosófica de Velasco; por eso es que el líder populista piensa y cree que él es sustantivamente un espíritu, que se encuentra sumergido transitoriamente en la materia, que practica una ética cristiana de compasión, viendo al hombre con dolor y sufrimiento igual que él y de caridad que es el conocido asistencialismo paternalista; principios éticos con los que desarrolla «justicia social”. La individualidad de Velasco va expiando sus pecados en penitencia, en la laceración moral y el ascetismo cristiano, lo que hace que después de este desarrollo evolutivo y purificador de su espíritu alcance el nivel del «superhombre ético y lógico» (3), ante el cual no hay nivel ni participación por ser este superhombre la realización de Cristo en Velasco, identificado ya, o por identificarse con lo absoluto y trascendente: Dios.

SOCIEDAD Y DIVISION SOCIAL DEL TRABAJO

La Sociedad para Velasco está estructurada por situaciones de orden geográfico donde el clima, la tierra – tienen un papel en la conformación del hombre , ( 1 ); por la influencia de otras sociedades y por valores biológicos y psicológicos como la raza, las pasiones, ambiciones, el bien y el mal, etc. listos elementos que no son diferentes a los que nos presentaba Wilfredo Pareto en su descripción de los componentes de la Sociedad (2), son también para el líder velasquista de mucha valía y aceptación, especialmente los «residuos” ilógicos en donde la emocionalidad primaria de la masa crea mitos, prejuicios y pasiones que es importante explotar. En esta sociedad el conflicto no tiene vivencia en la lucha de clases, el conflicto se motoriza por las divergencias antagónicas de los individuos que operan dentro de los organismos funcionales de la sociedad organicista dentro de la cual cada individuo desarrolla un papel de acuerdo a su vocación y especialización; por eso, en la comunidad encontramos médicos, zapateros, héroes, políticos, industriales, obreros, etc. Quienes con su respectivo papel en la división social del trabajo se solidarizan y no se anteponen, y si los antagonismos se dan, es por el deseo de superponerse a un individuo en las funciones de otro, por ejemplo: un militar en las funciones de un político, un obrero en la función de administrador de la empresa y un campesino en la responsabilidad del «productor» Para que tenga cuerpo este «caos» (1) disfuncional, es necesario entonces que exista un organismo regulador, el Derecho, el cual activa y se explica en la «solidaridad social» de la división social del trabajo; y en donde veríamos que «las diferentes profesiones pueden coexistir sin dañarse recíprocamente, pues persiguen objetos diferentes. El soldado busca la gloria militar, el sacerdote la autoridad moral, el hombre de Estado el poder, el industrial la riqueza, el sabio el renombre científico; cada uno de ellos puede alcanzar su fin sin impedir a los otros alcanzar el suyo “(2) y” En efecto la vida social, en todo lugar donde existe en forma duradera, tiende inevitablemente a tomar una forma definida y a organizarse, y el derecho es solo esto, organización misma en lo que tiene de más estable y preciso ( 3); pero eso sí, dentro del Estado fuerte y unitario donde el ejecutivo tenga prioridad en el papel de las divisiones funcionales del Estado, es decir, la función legislativa seria tenue y relegada a un papel de asesoramiento en la participación funcional del poder, y si en caso no exista la buena voluntad de comprender por parte del Congreso, entonces por el orden, el derecho y el Estado no «hay más que “forzadamente” verse obligado a aceptar la dictadura.

Estas premisas establecen un panorama sociológico donde podemos identificar: una sociedad ahistórica, desconocimiento de la lucha de clases como impulsadora de la historia; pues la tesis y la antítesis Capital – Trabajo, dentro de la sociedad capitalista, no existe como algo básico y esencial, lo que existe es «ambiciones personales”, «hombres malos», «hombres buenos» y «residuos». Y si por ambición algunos «comunistoides» se ejercitan en la huelga de los obreros, plantean una reforma agraria para el “hambre”, «miseria» y «revolución» (1), debe inmediatamente reprimirse por la armonía que la «concentración nacional» requiere. Estructuración social reflejada en la observación de Cuvi: «ESO PARECE OBVIO, QUE LA SOCIEDAD RIOBAMBEÑA NO LE TENGA CONFIANZA PORQUE EL ES UN TIPO QUE ESTA TRABAJANDO EN CONTRA DE LOS TERRATENIENTES RIOBAMBEÑOS».

“¡No puede el cura Proaño trabajar en contra de los terratenientes! si el Cura Proaño quiere cumplir su deber de Obispo tiene que trabajar por El bien y la justicia a los terratenientes y predicar el bien y la justicia al indio y predicar el bien y la justicia al obrero, predicar el bien y la justicia. Esa es la división del trabajo social. En la vida social hay que hacer división, señor, no todos pueden ser médicos porque la medicina es buena, ni todos pueden ser abogados porque la abogacía es buena, ¡NO! Tiene que haber médicos, abogados, ingenieros, sociólogos, curas, obispos, conductores de obreros, conductores del pueblo” (2) Es decir, cada cual con su papel que no se oponga al, papel del otro dentro de la división social del trabajo, en donde las discrepancias sociales sólo pueden ser consideradas como rivalidades entre individuos y la lucha de clases como «mórbido» y «patológico», según sostiene Durkheim, y como «hambre», según lo hace entender Velasco: sociólogo y político que convergen en plantear tesis funcionales del Estado al servicio de la clase dominante; claro, para Velasco, un cura debe hablar de Dios, de Cristo, de la Iglesia, de lo espiritual, del bien y del mal, pero todo en forma abstracta y haciendo que la iglesia y toda la superestructura religiosa no bajen a lo «terrenal». Para hablar con voz de Camilo Torres que como sociólogo, sacerdote y cristiano, viendo lo justo y lo injusto que plantean los comunistas, él jamás podría ser anticomunista (1) ; y para hablar de Reforma Agraria, revolución, pues eso sería invadir «terrenos» que pertenecen al productor, al hacendado y al «banquero patriota (2), lo cual sería desarticulante y desintegrador, y un autoritarismo de Estado, porque el «reencuentro nacional», la «concentración nacional» solidariamente tiene que dinamizarse dentro del Estado, entidad que está llamada a velar por los individuos que se aglutinan dentro de él y que deben anteponer sus intereses grupales, sectoriales, partidistas y sectarios. Este Estado debe velar también porque las obligaciones y los deberes de sus componentes sean fielmente aplicadas; pero, para ello, debe procurarse un ejecutivo ágil y fuerte que no se supedite al parlamentarismo, puesto que de acuerdo a las normas modernas la función ejecutiva tiene primacía dentro de la división de las funciones del Estado. Igual que esto Thalheimer nos dice: «Actualmente existe entre la burguesía de los países llegados al pleno desarrollo capitalista una tendencia bastante general, y es la de desmontar el sistema parlamentario, imponerle limitaciones, crear garantías políticas más fuertes para la dominación burguesa. Tales orientaciones se manifiestan sobre todo en los países capitalistas avanzados como: Inglaterra, Alemania y Francia, que se han visto más o menos conmocionados social y económicamente, por las consecuencias dé la guerra. Esas orientaciones son de sentido fascista, y en situaciones críticas podrían conducir a formas de dictadura manifiesta del capital, aunque éstas no sean necesariamente idénticas al fascismo” (1). Argumentos del Estado que Velasco siempre ha proclamado, pero por desgracia las «pasiones» y el parlamento ecuatoriano no lo han entendido, lo que ha motivado que se sienta «forzado» a declararse dictador, ya que como se sabe, es por situaciones «circunstanciales» puesto que él es «el padre de la democracia ecuatoriana», prueba de ello son las cien mil veces cantadas elecciones enemigas del fraude y celosas de la pureza del Sufragio nacional, que de paso vale decir, con la llamada pulcritud electoral que Velasco pregona, el Frente Democrático en 1956 no estuvo muy de acuerdo que digamos, por la campaña que el Presidente proyectaba en favor de Ponce (El frente, me aplasta a mí o yo aplastaré al Frente) ( 2) y por los resultados obtenidos en esas elecciones.

PRAGMATISMO

El pragmatismo nace con la fiebre de control de mercado, en las pugnas por las divisiones del globo para la expansión de mercancías, nace en definitiva con «El surgimiento del imperialismo y sostiene como tesis medulares: que el hombre demuestra lucidez mental o espiritual cuando es capaz de alcanzar sus fines con los medios más aconsejables y que le sean útiles; es decir, la clásica proposición maquiavélica: no importan los medios, lo que interesa es el fin; este utilitarismo pragmático, qué es muy conocido por los contrabandistas, mercenarios, arribistas, por fascistas y por todos los hombres que devoran hombres, es muy usual en la praxis velasquista; más aún, Velasco lo acepta y teóricamente lo explica :»Eso se va a explicar Ud. muy fácilmente, señor, yo le decía a Ud. EL otro día que yo creo en las ideologías, Creer que las ideologías abstractas pueden aplicarse estrictamente en las diversas situaciones, eso me parece a mí un absurdo. Yo no creo en las ideologías del libro, yo he tenido mi propia manera de pensar y mi propia manera de pensar ha sido siempre a base de lo que los hechos exigían para que el bien se cumpla» (1).

«El político tiene su técnica propia. Ve a los hombres y ve las cosas muy de cerca. Tiene que conducirlos, tiene que manejarlas inmediatamente, rápidamente, tomándolos y recibiéndolas como tales como ellos y ellas son. El político no está llamado a escribir tratados ni largas tesis. No Hay tiempo para esto. El crimen y el desorden campearían, si el político se entregara a racionamientos y a divagaciones. La norma del político es la intuición rápida, la mirada escrutadora y certera, él valor, la acción audaz» (2).

He aquí el quid de su operabilidad ambivalente y contradictoria que a algunos políticos sorprende y desorienta, he ahí por qué, cuándo Cuvi le hace notar que sus partidarios carecían de lealtad y era manifiesto el oportunismo al abandonar la casa en Donde Velasco posaba, (cuando Córdova ganaba en la Provincia de Manabí, para luego, con los escrutinios de otras provincias que señalaban el triunfo en favor de Velasco, volver a rodear al líder populista que hasta hace un momento se encontraba sin partidarios por el abandono de los mismos), él acepta que está en conocimiento del franco y abierto oportunismo que presentan sus partidarios, pero a la vez justifica la utilidad que tiene para él esa «gente”.

“PERO ¿Y TODA ESA GENTE QUE ES OPORTUNISTA? «.

“Hay que utilizar esto, pues, qué puedo hacer yo.

Yo quería hacer un bien al país, había que utilizar esto, qué voy a pelear con esta gente, hay que utilizarlas» (3). Y es con idéntico criterio que el 60 – 61 que estuvo en el poder por cuarta vez, no rompió con Cuba, púes su pragamarismo le indicaba que existía solidaridad continental hacia Cuba por las expresiones masivas de los pueblos y por las simpatías que abrigaban algunos gobiernos; y que las exigencias de ruptura que los Estados Unidos trataba de imponer a los gobiernos de América Latina en esos años, no era posible cristalizar. Para luego hablar demagógicamente qué él no rompió con Cuba; pero, eso sí, muellemente olvida que el 68, año en que estuvo por quinta vez en el poder, no reabrió relaciones con la Cuba socialista, pues, es lógico, la coyuntura que se presentaba era muy diferente a la del 60 – 61 ; ya que a finales de la década del 60 la contrarrevolución del Continente ya había tomado cuerpo con la aniquilación y paralización de los movimientos armados en base a las cadenas de crímenes, torturas; y prisiones, las dictaduras militares se multiplicaban en nuestra región, el Plan Alianza para el Progreso no cesaba de orquestar publicidad y ayuda económica y técnica para América Latina, y Rockefeller se paseaba por el continente recomendando la militarización; y, el imperialismo a la fecha en casi toda la región impuso su exigencia de ruptura y la hizo cumplir.

CARISMA

«Debe entenderse por «carisma» la cualidad, que pasa por extraordinaria (condicionada mágicamente en su origen, lo mismo si trata de profetas que de hechiceros, árbitros, jefes de cacería o caudillos militares), de una personalidad, por cuya virtud se la considera en posesión de fuerzas sobrenaturales o sobrehumanas o por lo menos específicamente extra cotidiana y no asequibles a cualquier otro, o como enviados de Dios, o como ejemplar, y, en consecuencia ,como jefe, caudillo, guía o líder» (1).

Si entendemos que Velasco Ibarra es sustantivamente religioso en sus conceptualizaciones filosóficas y psicológicas, llegando seguramente a pensar que por la vía del código genético establecido en la molécula D N A (ácido desoxirribonucleico), su religiosidad existe como en toda la especie, es decir, algo parecido a lo que explica el psiquiatra y Sacerdote Jung en sus enfoques psicológicos y religiosos (2), al que Velasco mucho recurre (3), y orgánico funcionalista en la estructura social integrada al Estado autoritario; no sorprenda, entonces, que el crea que es el ungido carismático cuya presencia terrenal está por cumplir designios extraterrenales tal como lo hace ver cuando dice: » Yo me siento ligado a una misión divina del hombre en la vida, cual es la de cooperar para que toda la naturaleza y la humanidad salgan del caos a la organización y de las tinieblas a la luz” (4).

La realización de la «voluntad universal” en Velasco, está dada en la jerarquización que exige el biologismo funcional de la sociedad, en donde el «superhombre ético y lógico» está destinado a gobernar con poder que emana verticalmente por voluntad de Dios. Esta autoridad carismática en los líderes fascios está también dada, según ellos, por designios de divinidades, que se expresan a través de la conciencia. Hitler es elocuente: “La voz de la conciencia clamó en mí: ¡infeliz! Llorar mientras miles de camaradas sufren cien veces más que tú? Y mudo soporté mi destino”, (5) Alemania lo necesitaba y a través de Alemania, él mundo ¿entonces había decidido dedicarse a la política. Pero esa simbiosis metafísica que acumula el carisma del líder velasquista, se estrella ante la objetividad de los hechos sociales y deja de surtir efecto el carisma funciona y se solidifica con la corroboración de sus seguidores cercanos y distantes y sin esa corroboración él. Carisma se licúa. Velasco Ibarra lidera un movimiento de masas; dentro del movimiento interactúan diversas clases y sectores sociales, cada uno con intereses en mayor o menor medida; entonces, si el gobierno que preside Velasco no satisface las aspiraciones de los diversos intereses, surge como llaga viva la heterogeneidad social del velasquismo; y el comienzo de la debilidad gubernamental se pone de manifiesto, las contradicciones se multiplican y el desgobierno con sus secuelas de represión y latrocinio toman vida.

Ante esta situación, los capitales extranjeros y nacionales que sin perder plusvalía con el régimen velasquista, para quienes la agitación y el desorden no les es beneficioso, pues dan una cierta inseguridad a sus capitales y ganancias, ya no necesitan de la realización del superhombre cristiano en Velasco, y ponen el golpe de Estado a la orden del día.

El séquito de los aventureros de la guerra y de la gloria, los discípulos de los profetas, se asisten mutuamente por amor a lo heroico y a lo místico, sin importarles la estabilización económicamente definitiva (1); en cambio, los hombres de confianza de José María Velasco Ibarra no responden al “ ideal” del «profeta”, sino a los grupos económicos que representan y a su inconmensurable deseo de riqueza y poder, que están sobre el «carisma» de Velasco; estos hombres de confianza son sobre todo «enloquecidos por el dinero » como lo dijo el Vicepresidente del cuarto gobierno velasquista Arosemena Monroy, y en verdad, en esa locura está su placer. Esa psicosis de dinero también se materializa en la burocracia estatal con las administraciones velasquistas, el velasquismo ha enseñado eso que Velasco advertía en Conciencia o Barbarie: «Robar los dineros públicos llego a ser un hábito, un sistema. Infeliz la Patria en donde se erige el sistema del enriquecimiento a costa del tesoro público: Corrómpanse los caracteres, despréciense las doctrinas, la superficialidad en todo, la vulgaridad en todo, reemplazan a la conciencia y al trabajo austero » (2). Y a todo ello la burocracia conoce por experiencia y por disposiciones normativas que Velasco, en constitucionalidad o en dictadura, está sujeto a normas e imposiciones legales, por lo tanto, la obediencia hacia él es relativa (1), como lo relativamente corto de sus periodos, por eso no es mayor el respaldo ni la fidelidad hacia el líder. Velasco pasa, la burocracia queda. Se dirá sobre esto ¿Pero en los gobiernos velasquistas la remoción de empleados públicos es masiva?, esto es verdad, pero la remoción a la burocracia «gris»(técnicos, especialistas sociales y administrativos), jamás es desplazada, aunque con el velasquismo no está muy sujeta a trabajos de planificación, sino a vaivenes de improvisaciones y asistencialismo; pero, sean las que sean, las políticas operativas del velasquismo, la tecnocracia se mantiene; los removibles , que también serán los velasquistas que llenan plazas de la administración que no tengan responsabilidad técnica, desde Ministros hasta los más ínfimos inspectores

ad-honorem de los últimos y más lejanos recintos del país, que por lo general son de extracción pequeña burguesa y subproletaria, a través de la experiencia que le da su inestabilidad económica y psicológica y tomando siempre como polo paternal al Estado; comprenden que su trabajo es temporal , como son los trabajos temporales de los que habitan en las periferias de las ciudades, y por eso si la oportunidad se les presenta, mirando a su ubicación administrativa como una oferta que les brinda la «diosa de la fortuna «,son capaces de llevarse sillas, escritorios, papeles y hasta los tinteros.

PERSPECTIVAS CONCLUYENTES

El 31 y el 32 que Velasco Ibarra estuvo en Francia y Europa, el continente europeo se encontraba estremecido por el redoblar cavernario del fascismo las calles y plazas eran tomadas por los violentistas de la prehistoria, de la sangre, del espíritu de la jerarquía de la fuerza, del capital y de la guerra. En Francia, Charles Maurras, con su movimiento «Acción Francesa» y con su doctrina de «nacionalismo integral», sus pretensiones de que el Vaticano de visto bueno a su organización fascista y «la cruzada contra el caos moral y el caos social » se hacía presente; al igual que «Acción Francesa», también existía las «Cruces de Fuego» del coronel La Roque, las «Ligas» de la «Unión Nacional de Combatientes», «juventudes Patrióticas», «Solidaridad Francesa», todas ellas muy activas el 31 y el 32 la «Liga Solidaria Nacional de los países bajos» de 1931 en Inglaterra, aunque los fascios no pasaban de ser grupúsculos de poca monta, también estaban representados por la “Liga Fascista”, los «Fascistas Británicos”, los «Fascistas Nacionales» y «La Unión Británica de Fascistas» de Sir Oswald Mosley, fundada en el año de 1932 y que sobrepasó en número de militantes a los movimientos anteriores; Oliveira Salazar en el Gobierno de Portugal, quién desde 1928 venía ejerciendo poder desde el Ministerio de Finanzas, para el 32 comenzar su dictadura absoluta, con las consecuencias actualmente conocidas; en Rumania , la «Guardia de Hierro» y la «Liga del Arcángel San Miguel » en 1930,con Corneliu Codreanu a la cabeza (1). En España, José Antonio Primo de Rivera con su falange y por la «cruz» añoraba el poder y la reconquista; Hitler en Alemania con el capital, la fuerza y la pureza de la raza «aria”, formaba sus «héroes» y » místicos» y se encaminaba al poder ;y, en Italia, Mussolini para el 32 ya iba a cumplir una década en el poder.

De la época que Velasco pasó en Europa,(31-32) sería infantil pensar que para el no significo mayor cosa; por el contrario, ese tiempo debe haber sido muy tonificante para su experiencia y para la solidificación de su convicción fascista, tal como nos la ha ce conocer en toda su vivencia política, bastante representada en sus escritos, en los, diversos ensayos y en sus múltiples declaraciones, que fluctúan en más de cuarenta años de activar político, y donde podemos detectar el mal y el bien, el organicismo biológico social, la demagogia oportunista, autoritarismo antiparlamentario, anticomunismo y antiobrerismo, enemigo de intelectuales y adorador de los gran des hombres , amante de la fuerza y de lo místico , de la conciliación de clases y de la estratificación jerarquizada para el poder y el mando, de la superioridad de la raza que no es otra que la superioridad del espíritu, antimonopolio pero no anticapitalismo.

Según Velasco:» El individuo es verbalista. No cree en lo que dice. No practica lo que cree. Hay falta de conciencia: se ofrece y no se cumple .Se desea sacar todas las ventajas posibles y jamás se rinde debidamente lo que se ha ofrecido. No hay formalidad cumplimiento” (1). Esto nos hace pensar que quién más que él es «verbalista”, «No cree en lo que dice » es decir ser liberal, socialista, cristiano o las tres cosas juntas y «No practica lo que cree», puesto que su creencia es fascista y en nuestra sociedad la historia todavía no ha dado apertura a la convicción de Velasco. » Hay falta de conciencia :se ofrece y no se cumple. Se desea sacar todas las ventajas posibles y jamás se rinde debidamente lo que se ha ofrecido”: quién más que Velasco como representante de la demagogia y del cálculo utilitario; en donde sino en la política de Velasco, para encontrar que «no hay formalidad, cumplimiento”. Todo eso explica, también, que, por causales históricas y económicas, cómo lo hemos hecho ver en Ecuador no se ha podido desarrollar un. Fascismo. Para que se materialice el fascismo en nuestro país, es necesario la existencia de una sociedad de cierto nivel industrial donde se antepongan en acentuada radicalización las clases capitalistas y obreras, es decir, una lucha de clases en donde de poder capitalista se encuentra en peligro por el ascenso de la conciencia social obrera, condición coyuntural para el fascismo, y, también, para la revolución socialista. Entonces, en este país que aperas en la década del 60 ha comenzado un proceso de industrialización regularizada, el fascismo no puede pasar más allá de germen embrionario y latente, a no ser que fuerzas exógenas le impriman, crecimiento; pero muy diferente son las aperturas que nuestra sociedad ha presentado y presenta el populismo, como el populismo velasquista que por su eclecticismo ideológico se ha podido coadyuvar con el fascismo ideal de Velasco, que él en eso sí con prolijidad de científico, genialmente lo ha Sistematizado y amalgamado al carácter que inspira nuestra Cómo hemos visto, el procesamiento global de los datos presentados en este ensayo, creemos que dan validez a la hipótesis del antipueblo = Velasco, que coabita en un populismo que en su historia nos ha enseñado que en Ecuador, a mayor velasquismo, mayor capitalismo y a mayor capitalismo, mayor dependencia. Y donde el «superhombre ético y lógico”, dominador, dominado, se ofrece como mercancía a la oferta y la demanda.

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