El observador atento y/o el analista agudo sea afecto o contrario al régimen, debe caer en cuenta sobre la real situación política del gobierno actual.
Dicha realidad política se caracteriza por ser una época de “revolución”, así denominada por los mismos líderes de Alianza País y también por la anulación política casi total de los líderes tradicionales, ante la mayoría de la ciudadanía.
Efectivamente estamos en una verdadera situación donde todo está revuelto, todo esta desordenado en relación al desorden anterior, al caos del fin de un modelo neoliberal que ya no daba más como forma de gobierno, y esta situación nueva se la denomina “revolución”, cambio social actual en Ecuador, pero eso si, con una nueva connotación social, económica y política, muy diferente ante la anterior teoría de la revolución o como se dice en sociología del “cambio social”.
Pero esta nueva realidad nacional debe ser pensada con mucho detenimiento para no incurrir en errores estratégicos y tácticos que pongan fin a los avances logrados hasta hoy por el gobierno y su presidente.
Tenemos por ejemplo, los reclamos de los obreros, empleados y trabajadores públicos y privados que han sido manejados aplicando la política de “posponer” la confrontación y la solución a los problemas, pues ante los reclamos viene el dialogo y el alargue de la solución, al cambio jurídico propuesto y a la protesta consiguiente.
Luego viene el caso de los educadores primarios y secundarios con su desacato y protesta, seguido de los diálogos y acuerdos, para “posponer” la solución a la problemática educativa nacional y suspendiendo para después, el conflicto con este sector social.
El caso de las universidades es ejemplarizador de la política de “posponer” los problemas y conflictos, luego del consabido dialogo por supuesto, con la idea equivocada de haber solucionado los diversos criterios e intereses en juego, con el peligro posterior de recrudecer las tensiones.
El problema del agua y las minas se cree solucionado con las diversas reuniones, diálogos entre las partes y “posponer” los choques de intereses por diversos artículos de la ley que afectan a muchos y al país.
La ley de comunicación y su real impacto para la sociedad ecuatoriana, genera también la oposición de los que han abusado de los “medios” para defender sus intereses, llegando incluso al libertinaje informativo, se le quiso aplicar la política de “posponer” la solución que busque más o menos el consenso, pero el desenlace de esto que parece una telenovela, terminará pronto.
El problema de los jubilados es serio, por los bajos cánones de dinero que reciben esta gente, pero a estos pobres ecuatorianos, no se les ha aplicado la política de “posponer” la atención a sus problemas, simplemente se les aplicó los criterios de los burócratas, perdón de los tecnócratas, al no aplicar los criterios del socialismo.
Ahora bien, la política de “posponer” los asuntos para ganar tiempo y se disipen las controversias es positiva y negativa al mismo tiempo:
Es positiva porque le permiten al régimen de la revolución ciudadana posponer sus objetivos de cambio jurídico, disuadiendo al tumulto callejero para que no afecte la imagen del gobierno y poder en el futuro inmediato manejar el conflicto.
Es negativo porque aunque no se quiera reconocer, mucha gente que apoyó el actual proceso de cambio, quedan resentidos y prejuiciados contra nuestros líderes y con el tiempo de ser un grupo pequeño, se pueden constituir en una gran masa fácilmente manipulable contra la estabilidad democrática al sentirse engañados.
Quiera la historia que no se manifiesten los problemas y las incomprensiones de todos los sectores sociales en conflictos y del propio gobierno al mismo tiempo, produciendo una gran conmoción aprovechada por el imperio y sus representantes criollos poniendo fin a un gran esfuerzo nuestro por cambiar el Ecuador.
“El pueblo es intuitivo” decía el viejo Velasco Ibarra y hoy algunos le agregan “El pueblo es inteligente”.
Pero cuidado con pensar que posponiendo las cosas, estas ya están resueltas y el remedio pueda salir peor que la enfermedad.
Donde si constituye un éxito la política comentada del “posponer”, es con nuestro vecino del norte, con Colombia, por cuanto la restauración de relaciones diplomáticas es una necesidad geopolítica del momento, para bien de nuestros dos pueblos hermanos y nos permite fortalecernos.
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